viernes, noviembre 25, 2005

Rooibos, la hierba que estaba buscando

Desde que no bebo, ni fumo ni follo soy una persona bastante aburrida, he de reconocerlo. Por eso me da por descargar mis neuras con otras cosas, fundamentalmente la comida. El dulce se ha convertido en la droga perfecta para este momento de mi vida. No hace falta que sea chocolate, lo importante es que sea golosón. Por cierto, un día hablaremos de las excelencias del oro negro, que, por supuesto, es el chocolate y no el petróleo.

El caso es que el otro día fui a un cóctel con Rodri y, de todo lo que nos ofrecieron (hojaldres, ibéricos, ahumados, tortilla), lo que más me gustaron fueron las brochetas de mango y frambuesa, de las que dí buena cuenta. En ese momento me dí cuenta que lo mío con el dulce no es amor, es obsesión. Pero qué le vamos a hacer... ¿Qué hay de malo en él si me hace feliz? De momento, al menos, no me hace engordar...

En fin, a lo que iba: que en algunas ocasiones es fácil encontrar sustitutivos (mejores o peores, ahí ya no entro) para las carencias de la vida, como el chocolate en el caso del sexo. Sin embargo, en otros casos, la cosa está más complicada. O eso creía yo.

El me encanta. Me gusta en casi todas sus variedades, pero ya no puedo tomarlo mucho por la teína, así que, cada vez que me apetecía tomar una infusión, me decantaba por el poleo-menta, que no está mal, pero vamos, que no es para tirar cohetes ni mucho menos.

Pero un día, mi buena amiga Caty me invitó a comer y me descubrió una planta magnífica que, en infusión, está deliciosa. Se trata del rooibos, una hierba sudafricana de sabor dulzón que, por el momento, yo sólo la he visto a granel en tiendas especializadas, aunque creo que Hornimans ya ha sacado su versión en bolsitas.

¿Cuáles son sus beneficios aparte de que está muy rica? Pues que no contiene nada de cafeína, con lo que se convierte en la alternativa perfecta para tomar a cualquier hora, especialmente después de las comidas. Pero, atención, tampoco es que sea relajante. O al menos no más que cualquier otra bebida caliente que, por el hecho de estar caliente e ingerirla, proporciona al organismo un efecto relajante natural.

Por otra parte, el también llamado té rojo sudafricano tiene una gran cantidad de propiedades muy beneficiosas para el organismo. Es un antihistamínico natural, pero sin producir somnolencia, así que viene muy bien para las alergias. Sirve para combatir problemas gastrointestinales y su alto contenido en calcio, magnesio y flúor nos ayuda a fortalecer huesos y dientes (mucho mejor que el café, sin duda). También es rico en antioxidantes, que fortalecen nuestras defensas y mejoran la piel. Pero es que además, y esto nos interesa a muchos, ayuda a perder peso, ya que es ligeramente diurética. Nos permite equilibrar el potasio y el sodio y acabar así con las dichosas retenciones de líquidos.

Con el frío que va a hacer este fin de semana, no se me ocurre nada mejor que ver una buena peli en casa con la mantita y una taza humeante de infusión de rooibos, chocolate y naranja. Mmmmmm!

Gracias Caty por este feliz descubrimiento.

lunes, noviembre 14, 2005

Conejo light a la mostaza

Conejo ¿de la suerte?
Una receta acalórica puesta en práctica en estos duros días de régimen.

• Se trocea el conejo en pedazos de unos 7 cm (éstos pueden ser muy variables porque la anatomía del conejo es inescrutable). Para los más perezosas venden unas estupendas bandejas con el conejo ya troceado.

• Quitamos el hígado y riñón. A mí, al menos, me lo han prohibido.

Lo doramos en una sartén untada (¡sólo untada!) con aceite, sin llegar a hacerlo.

• Ponemos una camita de cebollas sobre una fuente. Colocamos el conejo y le untamos una capita (cuanto más generosa más sabroso) de mostaza de Dijon. Yo le eché un chorrete de agua para sustituir el vino blanco, una guarrada pero que al menos lo hace un poco más jugoso... También podemos poner las cebollas por encima, así también soltarán salsita.

¡Y al horno!... Un poco más de media hora a temperatura media-alta.

Sorprendentemente, ¡queda bien rico!

Actualización 17/11/05: Según la doctora, "mejor sin mostaza". ¡Pues vaya gracia!

jueves, noviembre 10, 2005

Mitos

Ayer empecé un régimen. Pero esta vez de verdad, con médico y todo. Cuando entré en la consulta y me comentó lo que podía y no podía comer esta semana me quedé anonadada con algunas cosas que me gustraría compartir. Gracias a Elvi, Mario y Paco por acompañarme en este duro camino...

Los hidratos prohibidos, prohididisimos. Tú y yo lo sabíamos...

• Marisco permitido, ¡pero no los de concha! (almejas, cangrejos...)

• Todo tipo de verdura salvo guisantes, judías y habas (¿?)

Jamón serrano se puede, pero quitando el blanco.

Pescado blanco y azul... eso incluye ¡el salmón! y ¡el atún en lata! escurridito.

• Hay que olvidarse de caldos y cremas precocinados... todos llevan elementos extraños no deseables, salvo el caldo de carne o pescado Aneto.

• Nada de café soluble (Nescafé)... el de toda la vida sí se puede tomar aunque con leche descremada (¡nunca en polvo!)

Apunte día 1: ¡Hacer dieta es mucho más fácil si se empieza cenando una mariscada!

lunes, noviembre 07, 2005

McDonalds cuida de nuestra salud (o eso quieren hacernos creer)

Por mucho que vayas de sano o sana por la vida y digas que te encanta la cocina mediterránea y comer equilibrado y la fruta... en el fondo, como diría mi madre, "una hamburguesa no se la salta un gitano". Vamos, que la gran mayoría de los mortales, aunque sabemos que no debemos, nos dejamos tentar de vez en cuando por el placer de degustar comida basura pura y dura. Sin embargo, también es verdad, que con el ritmo de vida que llevamos, son muchos los que han convertido el fast food en un hábito alimenticio que puede resultar muy peligroso para la salud.

Y si no, que se lo digan a los yankis, los mayores consumidores mundiales de comida basura. En el país de Show me the money, el 64% de la población sufre sobrepeso y el 25% es obesa y, aunque las estadísticas varían dependiendo del organismo que las elabore, no es ningún secreto que la alimentación de los americanos preocupa cada vez más a sus autoridades sanitarias. Y es que 120 millones de gordos (con perdón), son muchos gordos.

Tampoco en Europa nos quedamos atrás y mucho menos en España. Hace poco saltaba una nueva alarma informativa acerca de las altas tasas de sobrepeso entre los escolares de nuestro país: un 40% de los niños pesa más de lo que debería. No es que toda la culpa la tenga el payaso de Ronald McDonald, pero, sin duda, los jóvenes son las víctimas más débiles ante la tentación que supone un Cuarto de libra con queso o un Doble Whopper.

Por eso, para cuidar nuestra salud (ejem) y ahorrarse presentes y futuras demandas, McDonalds ha decidido que, a partir de 2006, el embalaje de sus hamburguesas llevará toda la información nutricional necesaria para que el consumidor sepa lo que está comiendo y así, de paso, lavarse las manos ante los que les acusan de fomentar la obesidad. Los datos que se especificarán hacen referencia a calorías, proteínas, grasas, hidratos de carbono y sal.

Aunque las buenas intenciones de la multinacional sean un tanto sospechosas, no deja de ser una buena noticia el hecho de que el consumidor esté cada día más informado de lo que come. Otro tema es que la iniciativa contribuya a frenar el sobrepeso... porque, digo yo que, si tú te quieres meter una hamburguesa para el cuerpo, pues te la vas a meter igual, sepas las calorías que tiene o no. Y si queremos sacar más punta al tema: ¿quién se come una hamburguesa y punto? Nadie. La mayoría se zampa un menú con patatas, refresco, nuggets, helado y lo que se tercie. Por eso, tampoco vendría mal que detallaran los mismos datos respecto a los menús, las patatas y postres adicionales.

De momento, toda la información nutricional de los productos McDonalds está en su web.

Por ejemplo, ¿sabías que un Big Mac supone la nada desdeñable cantidad de 560 calorías? Si a esto le sumamos 210 por una cocacola mediana, 350 de las patatas también medianas y 280 de un helado de fresa (como veis he sido bastante comedido en el menú), nos sale un total de 1400 calorías. No está mal, ¿eh? Y eso sin hablar de las grasas...

En fin, tampoco hace falta ser talibán: una hamburgesa al año (o al mes) no hace daño. Pero sin pasarse.


Así será el nuevo embalaje

miércoles, noviembre 02, 2005

La dieta disociada

¡Y seguimos con las dietas..!

Una de las más famosas es la disociada. Se basa en la distribución de las comidas a lo largo del día: lo importante no es qué comes sino con qué lo comes.

Las hay de varios tipos, siendo lo fundamental el no mezclar en una misma comida alimentos proteicos con hidratos de carbono. Algunas no te permiten mezclarlos ni tan siquiera en el mismo día.

Se supone que, al juntar estos dos tipos de alimentos, el estómago realiza una digestión diferente que si lo hiciera con un solo tipo y asimila menos nutrientes (por lo que pierden parte de su valor nutritivo).

Por lo visto, los resultados a corto plazo son bastante gratificantes, aunque a la larga, como ocurre en la mayoría de las dietas, acaba siento perjudicial. Lo bueno: no tiene limitaciones en cuanto a cantidad de los alimentos (aunque supongo que tampoco se trata de ponerse hasta arriba). Además, para los que comemos fuera de casa, resulta relativamente sencilla de hacer. Lo negativo, pues sobre todo la falta de ciertos elementos como glucosa, fibra...

Para seguirla hay que tener en cuenta:

El desayuno en principio es libre, aunque se recomienda el típico desayuno de régimen: café con leche descremada, rebanadita de pan y pieza de fruta.

Los hidratos deberemos consumirlos al mediodía (ya sabemos que se van conviertiendo en energía... se trata de gastarlos con la jornada).

Las proteinas para por la noche.

• Tanto con la comida como con la cena podemos podemos comer verdura.

Esta semana voy a intentar seguirla... Ya os contaré los progresos (¡o las decepciones!).

Ensalada murciana

Receta ofrecida por Gonzolog, ¡agradecemos todas vuestras colaboraciones!

Ingredientes:

• Dos latas de tomate pelado entero.
• Dos latas de atún.
• Una cebolla hermosa.
• Olivas negras.
• Aceite de oliva (ya que el resto de ingredientes son baratos, conviene dejarse los dineros en esto).

Preparación:

Se abren las latas de tomate, rezando para que tengan abrefácil (sobre todo si, como en mi caso... eres zurdo/a), se tira el líquido y se trocean los tomates, procurando no salpicar la camiseta y evitando parecer Jack el Destripador.

• Se pica la cebolla, cuanto más pequeña mejor.
• Se despedaza el atún.
• Se mezcla todo y se añaden las olivas negras.
• Se pone un chorro muy generoso de aceite de oliva y se deja enfriar durante un par de horas.

El resultado es extraño a la vista, pero divino al gusto.

Se recomienda acompañar la ensalada con pan artesano para sopar y guarrear.

Excelente, de verdad.

Actualización a las 11:45: ¡¡¡Se nos olvidó la sal!!!

Actualización a las 17:00: "y un huevo duro, cabeza hueca"