miércoles, febrero 28, 2007

hipoteca ¿remunerada?



Hoy cuando me he acercado al chino a por mi coca light matutina, he visto algo impensable, rizar el rizo total. Y un poco muestra de la sociedad absurda en la que vivimos: unos Risketos Light!!!

Tienen 490 kc. a los 100 g. (yo buscaba la bolsa pequeña, pero he tenido que coger la de 70g. -o sea, 343 kc.-). Y, según aparece en el paquete, con un 33% menos de aceite.

Desde luego es una buena idea el que estén reduciendo los aceites de los snacks, pero no deja de ser ridícula la denominación de light. Señores, unos risketos son unos risketos!!! Están buenísimos y es un gustazo cuando te los pillas en la máquina del curro. Pero no son precisamente el culmen de una dieta sana...

jueves, febrero 08, 2007

No queremos comer lo que tú comes porque no queremos ser como tú


Cuando nos enteramos de que Cuatro iba a lanzar un programa sobre nutrición, no nos lo podíamos creer. ¡Por fin algo en la tele dedicado exclusivamente a nuestra pasión, las dietas! Aunque lo ponen en un seudo prime time (a ver quién es el guapo que se queda en casa a ver la tele un viernes por la noche), el primer día que estuvo en antena no nos resistimos a verlo.

Soy lo que como, sin embargo, nos decepcionó. En vez de ser un programa divulgativo e interesante, nos encontramos con un producto más de tele-realidad fabricado para marujas inconscientes. Y es que no sólo resulta poco divulgativo (dice más obviedades que otra cosa), sino que, además, utiliza muchas artimañas para conseguir enganchar al espectador, deformando la realidad en virtud del espectáculo.

La primera entrega nos puso en contacto con la dietista que colabora en el programa, una señora estirada y con cara de mala leche que se pasó todo el programa regañando como si fuera una madre enfadada y diciendo cosas que todo el mundo sabe. "Oyes, no te metas un bocata de panceta para merendar". Superbuenconsejo.

También muy divertida la transformación de la protagonista, una mujer obesa que nos presentan en ropas de estar por casa, sin maquillar y despeinada. ¡Da miedo! Se la ve en el bar zampándose su bocata de panceta con esos taxistas que no pasan su copita de Castellana, en casa aburrida dando cuenta de tabletas de chocolate con leche, o por la noche engullendo una barra de fuet como si le fuera la vida en ello.

Pero después de aprender que hay que comer fruta y verdura, y no atiborrarse a embutido, dulces y chocolates, nos muestran a la buena señora con un traje de chaqueta, de peluquería y como una puerta. ¡Oye, que seremos televidentes, pero no tontos! Y encima con la dietista ésta cara ajo, que da más miedo que otra cosa. ¡Con lo maja que es –parece- la Sánchez-Silva!

Pero es que para más inri, la tirana de la dieta echa la culpa a la pobre mujer del sobrepeso de su familia (tácitamente). ¡¡Oye, menuda machista!! Que cocine y vaya a la compra el marido, no te jode. Además, la señora ha decidido cambiar de rutinas con su círculo social: en vez de quedar para merendar, se van de compras, que así hace ejercicio. Si a mí me parece muy bien, pero ¿le habrá dado el programa dinero para permitírselo todos los días? Vaya morro.

Pero en fin, tampoco nos queremos pasar de críticos. La dietista dijo algo en ese primer programa realmente provechoso: ¿sabías que comer caliente sacia más que tomar platos fríos? Por eso llenan tanto las sopas y los guisos. Y por eso parece que una ensalada siempre se te queda en la muela.

Me sigo quedando con el espacio de Roselló en Saber Vivir, qué queréis que os diga (aunque sólo lo disfrute cuando me cojo un día libre).

miércoles, enero 10, 2007

Algunas propuestas para bajar el mazapán


Estos días hemos vuelto a recuperar nuestro tema favorito de conversación: las dietas. Y es que los estragos de la Navidad han hecho que veamos nuestros cuerpos gordos y rechonchos y necesitemos aplicar un plan de ataque.

Nada de dietas locas. Por ahora, nuestra primera opción es recurrir a un tipo de vida más sano, como anuncia el nuevo programa que todavía no hemos visto, pero estamos deseosos, de Cuatro Soy lo que como (atención: el site tiene un cuestionario para analizar nuestros hábitos!). Se trata no de renunciar a nada ni hacer regímenes estrictos sino de llevar un tipo de vida más sano:

Lo primero será renunciar a todo tipo de productos manufacturados. Ya lo hemos comentado anteriormente, los productos preparados suelen ser un gran enemigo a evitar. Especialmente aquellos que son sanos y acalóricos puesto que siempre tenderemos a abusar de ellos pensando que no son perjudiciales. La experiencia me dice que donde esté una sopa/crema hecha en casa, que se quiten los sopistants y demás. Vale que están buenísimos, pero ¿por qué será?

Cada día más nutricionistas recomiendan no descartar ningún alimento. Simplemente debemos tener cuidado y sólo tomar porciones muy moderadas. Además, al evitar excluir alimentos, evitamos también la sensación de estar a régimen, y, por lo tanto, estar todo el día pendientes de la comida y, en consecuencia, pasar más hambre. No hay nada como estar entretenido para no tener hambre.

Asimismo, tampoco debemos saltarnos ninguna comida (incluidos el tomar algo a media mañana y la merienda). Evitaremos llegar a las comidas principales con un hambre canina.

Finalmente podemos poner en práctica algunos truquillos que nos evitarán comer más de lo debido. Como son:

• Servir los platos en la cocina y no llevar la fuente a la mesa. Si no lo tenemos delante, será mucho más fácil no repetir.

Emplear platos pequeños. Los veremos llenos y, en consecuencia, nuestra mente entenderá que es una ración más que suficiente.

Comer la fruta antes de los primeros. Este hábito poco común es muy efectivo para llenarnos y evitar ponernos las botas con los otros platos (seguramente mucho menos sanos y más calóricos que la pieza de fruta).

Beber agua durante la comida. Hará que nos llenemos más rápidamente. Aunque sin pasarse, porque en exceso puede hacer que tengamos una mala digestión.

• Después de comer, cepillarse los dientes. Ya que tenemos la boca limpia, evitaremos picar entre horas.

• Tener a mano chicles sin azúcar. Nos quitarán el gusanillo.

• En la ofi, siempre piezas de fruta. Nos ahorraremos los viajes a la máquina.

Todo esto, acompañado de un poco de ejercicio extra, como bajarse una parada antes y hacer el recorrido que queda andando o, simplemente, dar un estupendo paseo hará que poco a poco nos vayamos quitando de encima estos kilos de más que nos han traído los Reyes. Lo más importante de todo es tener paciencia, no desesperarse y no obsesionarse. Cuanto más normalicemos nuestros hábitos (correctos) alimenticios, más fácil nos será seguirlos.

martes, noviembre 07, 2006

Dietas, dietas, dietas: los nutricionistas nos ayudan

O eso están intentando vendernos a toda costa. En vista de la pasta que produce la dietética en todo el mundo (no hay nadie en este planeta que no quiera adelgazar, salvo los ciudadanos del Tercer Mundo, que bastante tienen con lo que tienen), los dietistas y nutricionistas han decidido coger las riendas de un negocio que, por definición, les pertenece, para convertirse en los gestores de un sector que cada día genera más y más volumen de beneficios.

Y es que, antes de que los nutricionistas aparecieran en escena, eran unos cuantos endocrinos los que se repartían el pastel de las dietas. Para cubrir ese vacío de contenido, proliferaron herbolarios, revistas y programas de radio y televisión, empresas farmaceúticas, libros de autoayuda... nada era suficiente para saciar la sed de información de millones de personas preocupadas por su talla, su peso o su volumen.

El III Congreso de la Asociación Española de Dietistas-Nutricionistas, al que tuve el placer de asistir recientemente, sirvió para dar visibilidad a un colectivo maltratado por el desconocimiento. Aunque aún no tienen la relevancia que se merecen, la Asociación organizó incluso un sarao para la prensa, bastante poco multitudinario, para insistir en la necesaria colaboración entre los dietistas y los medios. Vamos, para que salgan en los papeles, que para eso el pastel es suyo.



Intereses creados aparte, el evento fue de lo más interesante. Una de las charlas versó sobre un tema que ya hemos tratado aquí: mitos de la nutrición. En ella se expusieron las influencias culturales, sociales y económicas que existen en la alimentación, entre ellas, las supuestas propiedades terapéuticas de la miel o del ajo, productos de los que nos consideramos fans y que, según la nutricionista que habló del tema, no tienen, al menos que se haya probado científicamente, ningún componente que los convierta en medicinales. En fin, yo creo que si te funciona, debería valer, aunque no lo haya certificado la Universidad de Harvard, ¿no? A mí la miel me calma la garganta cuando estoy resfriado, así que no pienso dejar de recurrir a ella.

Por otro lado se habló mucho de las dietas milagro, ridiculizando la mayoría de los sistemas de adelgazamiento rápido más populares: Montignac, Atkins, Disociada, la de la Clínica Mayo, la del jarabe de arce, la de la alcachofa, la del pomelo... Lo que yo no sabía es que existían regímenes tan absurdos como la cronodieta (en donde te dicen qué tienes que comer en cada hora) o la dieta de los colores (en la que cada día has de comer alimentos del mismo color). En todas ellas se adelgaza, pero según los nutricionistas, a un precio muy alto: volviendo a recuperar el peso (efecto yo-yó) y con efectos nocivos para la salud (se habló de diabetes, colesterol, osteoporosis...).

Otro de los puntos fuertes fue, sin duda, el mercadillo de fuera, donde, las marcas más punteras en dietética y alimentación funcional mostraron sus más exquisitas novedades. Entre los productos, estaban presentes:

Puleva omega 3: siempre me ha flipado cómo consiguen que los ácidos grasos de los pescados estén metidos en la leche y que siga sabiendo bien y no a sardinas podridas. Pues oye, lo consiguen. Yo le preguntaba: ¿y cómo lo hacen, pinchando a una sardina el ácido y echándolo en la leche? Y la chica me dijo: pues más o menos. En fin, un producto recomendable para los que tiene problemas cardiovasculares.

Kellogg: vendía unas barritas de cereales especiales para el colesterol. Luego era un poco tongo porque el componente anticolesterol es la avena, y la avena, según rezaba el envoltorio, puede ayudar a reducir el nivel de colesterol. Vamos, lo de siempre, nada de milagros. Eso sí, la barrita estaba buenísima.



Danone: la promotora era fantástica y consiguió convencerme de las bondades del Activia (para regular el tránsito intestinal, gracias a que fortalece nuestra flora tripil), el Actimel (que nos protege de las agresiones externas gracias a una cepa exclusiva de L Casei) y el Danacol, que sólo pueden consumirlo los que padezcan hipercolesterolemia.

Donut: un donut light que sabe a donut normal que, por si fuera poco, incorpora nosequé que elimina grasas. Por supuesto, se trata de una fantasía animada de ayer y hoy, similar al tontalín de Central Lechera Asturiana, que, a lo mejor funciona, pero que no nos va a bajar la talla que necesitemos en cada momento. Ni que el donut fuera como las setas de Alicia en el país de las maravillas!


Además de ellos, pues también estaba presente Heinz (que quiere desligar su ketchup del fast food), Pascual (superlíder en alimentación funcional) McDonalds (corramos un tupido velo), cerveceros (que no dejan de insistir en que es buenísima, nosotros estamos superconvencidos, no hace falta que nos convenzan más), nueces (qué ricas y que sanas, en su justa medida, claro) y otras marcas de alimentación y más específicas de dietética.

Un Congreso, sin duda, apasionante (me llevé a casa docenas de barritas de cerales, pildoritas y perlitas de caramelo, sacarinas, leches de soja...), que, por su importancia (y no por lo que muchos podrían pensar, que está de moda), debería haber tenido una mayor repercusión mediática. El año que viene será en Barcelona así que les deseamos suerte!

Etiquetas saludables


Ayer me encontré con esta etiqueta. Me estaba comiendo un Fresquito (mira que me gustan las chuches) y cuando le di la vuelta vi esta maravilla de etiquetado.

Siempre me han encantado las cucherías, y siempre, aunque nadie me creía, he pensado que las chuches son un aporte de azúcar relativamente sano, desde luego mucho mejor que un palmerazo o cualquier bollo con grasas trans. Así que me alegro mucho de que, por fin, los fabricantes se hayan decidido a dar la información nutricional (que brillaba por su ausencia).

Y encima, añaden ese maravilloso pie que invita a llevar una vida sana y establece un cálculo de cómo quemar las calorías ingeridas. Una idea estupenda, desde luego.

lunes, octubre 16, 2006

Cómo salir por Madrid sin gastar un duro (o poco)

La pobreza en la que nos vemos envueltos últimamente nos ha obligado a desarrollar nuestra astucia en esto del comercio y el bebercio. Y sorprendentemente hemos descubierto que por cuatro perras se puede pasar una noche estupenda y acabar con el buche lleno.

De todos es conocida nuestra afición por los chinos. Es una opción estupenda cuando se quiere ir de cena pero con un presupuesto limitado. Además la amabilidad de estas gentes con respecto, por ejemplo, al pacharán post-cenorrum ahorra alguna que otra fase en otro lugar. Lugares de indiscutible calidad y precio irrisorio son los chinos de los bajos de Plaza de España y los de las inmediaciones de Puerta del Ángel o Príncipe Pío (¡hemos visto menús a 4,90!). Aunque todos conocemos alguno bueno, bonito y barato. Es muy raro que en los chinos, aunque te digan lo contrario, te den gato por liebre.

Una excelente opción (aunque menos popular) es el Bok (en la calle Ventura Rodriguez, aunque también tiene entrada por el callejón). Es un restaurante amplísimo que nunca veremos lleno. Y con todo tipo de comida oriental: desde los clásicos chinos (rollito-arroz-pato) al sushi (a un precio más que razonable), el dim sum y otras delicias. Recomendamos la ensalada de mango. Riquísima. Tiene una estupenda maître que está al loro de todo, super guapa y super encanto. La ambientación, por otra parte, es inmejorable. Con una tremenda escultura-fuente con una garza y estalactitas de cartón piedra. Y lo que es más impresionante: un estanque con sus pececillos y su tortuga! Qué maja ella!

Si irnos de cañas es lo que nos interesa ya sabemos que en Madrid hay cientos de bares con los que comer tan sólo pidiendo la caña: como son nuestro Antoñito o clásicos (con mejor o peor comida) como el Boñar (calle de la Cruz Verde), del bar de Beni (que descanse en paz, en Isabel la Católica) o el Chamizo (San Vicente Ferrer, un clásico en nuestras vidas, muy recomendale).

Otras opciones saludables para las cañas, con los típicos inconvenientes de gente agolpada en la barra y calor a tope, son El Tigre (en la calle Infantas, por Chueca), Los Amigos y Mareas Vivas (zona Ópera-Santo Domingo) o Casa Eusebio (en la calle Caramuel, Puerta del Ángel). Como de los primeros ya hemos hablado, os cuento que en Eusebio, local regentado por portugueses, por una caña que parece un mini (a 1,50), te puedes atiborrar a canapés de todo tipo, algunos una castaña (salchichón, queso de untar) otros verdaderamente interesantes (anchoas, jamón, ensaladilla, cabrales).

Otro lugar recién descubierto son los archiconocidos Museo del Jamón. Un lugar que, aunque nunca nos ha suscitado mucho cariño (por su carácter franquicioso), ahora es uno de nuestros favoritos por sus precios populares (75 céntimos la caña -las malas lenguas dicen que en el de la calle Mayor está a 60-, que no es caña sino doble). La tapa hay que reclamarla pero te la ponen de agrado. Unas aceitunillas que son bienvenidas. Algún día, ahorraremos y probaremos el jamón.

Y si no queremos ni cenar ni cañear, siempre podemos tirar directamente a la copa. La mejor baza es tomar la primera (o la segunda y la tercera...) en el bar de cañas. Raramente superan los 4,50 (importación) y te aseguras que no es el garrafón del garito de turno (puede ser garrafón, pero no de la misma calaña). Hay incluso pubs con precios de los de antes, como el bizarrísimo El Gato, detrás del edificio de Plaza de España. Con la copa (importación) a 3,80, con 30 centimos de recargo si es después de las doce. Y muy cerquita, en el antiguo Arena, entrada gratuita antes de las dos para todos y con copa gratis pa nosotras. ¡Y es buena!

miércoles, septiembre 27, 2006

Los Amigos

Ya que en Katovízate he hablado del mítico Mini Bar, aprovecho para hacer otra recomendación hostelera: Los Amigos. Los Amigos es un bar doble (tiene dos locales) de la calle de las Conchas, en Madrid, justo en frente y al lado del Japotalego (que vale, ya no sale a talego, pero casi), otra maravilla de la restauración a fin de mes.

A lo que íbamos, Los Amigos, son un bar y un restaurante que ¡normal que reciba ese nombre!, con esos precios y esas tapas, cualquiera hace amigos! Por el modiquísimo precio de 1,10 tienes lo que es más que una caña (aunque no llega a doble) y, lo que es más importante, un platazo con tapas enorme. Patatas ali-oli, tapa de tomate con boquerón, de jamón.. nada del otro mundo pero vamos, que sales cenao.

El sábado nos aposentamos ahí durante horas. Hacía años que por menos de mil pelas pasaba una noche tan estupenda con amigos, cañas y tapas. Y es que con todo eso, ¿quién quiere más?