miércoles, enero 10, 2007

Algunas propuestas para bajar el mazapán


Estos días hemos vuelto a recuperar nuestro tema favorito de conversación: las dietas. Y es que los estragos de la Navidad han hecho que veamos nuestros cuerpos gordos y rechonchos y necesitemos aplicar un plan de ataque.

Nada de dietas locas. Por ahora, nuestra primera opción es recurrir a un tipo de vida más sano, como anuncia el nuevo programa que todavía no hemos visto, pero estamos deseosos, de Cuatro Soy lo que como (atención: el site tiene un cuestionario para analizar nuestros hábitos!). Se trata no de renunciar a nada ni hacer regímenes estrictos sino de llevar un tipo de vida más sano:

Lo primero será renunciar a todo tipo de productos manufacturados. Ya lo hemos comentado anteriormente, los productos preparados suelen ser un gran enemigo a evitar. Especialmente aquellos que son sanos y acalóricos puesto que siempre tenderemos a abusar de ellos pensando que no son perjudiciales. La experiencia me dice que donde esté una sopa/crema hecha en casa, que se quiten los sopistants y demás. Vale que están buenísimos, pero ¿por qué será?

Cada día más nutricionistas recomiendan no descartar ningún alimento. Simplemente debemos tener cuidado y sólo tomar porciones muy moderadas. Además, al evitar excluir alimentos, evitamos también la sensación de estar a régimen, y, por lo tanto, estar todo el día pendientes de la comida y, en consecuencia, pasar más hambre. No hay nada como estar entretenido para no tener hambre.

Asimismo, tampoco debemos saltarnos ninguna comida (incluidos el tomar algo a media mañana y la merienda). Evitaremos llegar a las comidas principales con un hambre canina.

Finalmente podemos poner en práctica algunos truquillos que nos evitarán comer más de lo debido. Como son:

• Servir los platos en la cocina y no llevar la fuente a la mesa. Si no lo tenemos delante, será mucho más fácil no repetir.

Emplear platos pequeños. Los veremos llenos y, en consecuencia, nuestra mente entenderá que es una ración más que suficiente.

Comer la fruta antes de los primeros. Este hábito poco común es muy efectivo para llenarnos y evitar ponernos las botas con los otros platos (seguramente mucho menos sanos y más calóricos que la pieza de fruta).

Beber agua durante la comida. Hará que nos llenemos más rápidamente. Aunque sin pasarse, porque en exceso puede hacer que tengamos una mala digestión.

• Después de comer, cepillarse los dientes. Ya que tenemos la boca limpia, evitaremos picar entre horas.

• Tener a mano chicles sin azúcar. Nos quitarán el gusanillo.

• En la ofi, siempre piezas de fruta. Nos ahorraremos los viajes a la máquina.

Todo esto, acompañado de un poco de ejercicio extra, como bajarse una parada antes y hacer el recorrido que queda andando o, simplemente, dar un estupendo paseo hará que poco a poco nos vayamos quitando de encima estos kilos de más que nos han traído los Reyes. Lo más importante de todo es tener paciencia, no desesperarse y no obsesionarse. Cuanto más normalicemos nuestros hábitos (correctos) alimenticios, más fácil nos será seguirlos.