Cuando nos enteramos de que
Cuatro iba a lanzar un
programa sobre nutrición, no nos lo podíamos creer. ¡Por fin algo en la tele dedicado exclusivamente a nuestra pasión, las
dietas! Aunque lo ponen en un seudo
prime time (a ver quién es el guapo que se queda en casa a ver la tele un viernes por la noche), el primer día que estuvo en antena no nos resistimos a verlo.
Soy lo que como, sin embargo, nos decepcionó. En vez de ser un programa divulgativo e interesante, nos encontramos con un producto más de
tele-realidad fabricado para marujas inconscientes. Y es que no sólo resulta poco divulgativo (dice más obviedades que otra cosa), sino que, además, utiliza muchas artimañas para conseguir enganchar al espectador, deformando la realidad en virtud del espectáculo.
La primera entrega nos puso en contacto con
la dietista que colabora en el programa, una señora estirada y con
cara de mala leche que se pasó todo el programa regañando como si fuera una madre enfadada y diciendo cosas que todo el mundo sabe. "Oyes, no te metas un bocata de panceta para merendar". Superbuenconsejo.
También muy
divertida la transformación de la protagonista, una mujer obesa que nos presentan en ropas de estar por casa, sin maquillar y despeinada. ¡Da miedo! Se la ve en el bar zampándose su
bocata de panceta con esos taxistas que no pasan su
copita de Castellana, en casa aburrida dando cuenta de tabletas de chocolate con leche, o por la noche engullendo una barra de
fuet como si le fuera la vida en ello.
Pero después de aprender que hay que comer fruta y verdura, y no atiborrarse a embutido, dulces y chocolates, nos muestran a la buena señora con un
traje de chaqueta, de peluquería y como una puerta. ¡Oye, que seremos televidentes, pero no tontos! Y encima con la dietista ésta cara ajo, que da más miedo que otra cosa. ¡Con lo maja que es –parece- la
Sánchez-Silva!
Pero es que para más inri, la tirana de la dieta echa la culpa a la pobre mujer del sobrepeso de su familia (tácitamente).
¡¡Oye, menuda machista!! Que cocine y vaya a la compra el marido, no te jode. Además, la señora ha decidido cambiar de rutinas con su círculo social: en vez de quedar para merendar, se van de
compras, que así hace ejercicio. Si a mí me parece muy bien, pero ¿le habrá dado el programa dinero para permitírselo todos los días? Vaya morro.
Pero en fin, tampoco nos queremos pasar de críticos. La dietista dijo algo en ese primer programa realmente provechoso: ¿sabías que
comer caliente sacia más que tomar platos fríos? Por eso llenan tanto las sopas y los guisos. Y por eso parece que una ensalada siempre se te queda en la muela.
Me sigo quedando con el espacio de
Roselló en
Saber Vivir, qué queréis que os diga (aunque sólo lo disfrute cuando me cojo un día libre).