lunes, octubre 16, 2006

Cómo salir por Madrid sin gastar un duro (o poco)

La pobreza en la que nos vemos envueltos últimamente nos ha obligado a desarrollar nuestra astucia en esto del comercio y el bebercio. Y sorprendentemente hemos descubierto que por cuatro perras se puede pasar una noche estupenda y acabar con el buche lleno.

De todos es conocida nuestra afición por los chinos. Es una opción estupenda cuando se quiere ir de cena pero con un presupuesto limitado. Además la amabilidad de estas gentes con respecto, por ejemplo, al pacharán post-cenorrum ahorra alguna que otra fase en otro lugar. Lugares de indiscutible calidad y precio irrisorio son los chinos de los bajos de Plaza de España y los de las inmediaciones de Puerta del Ángel o Príncipe Pío (¡hemos visto menús a 4,90!). Aunque todos conocemos alguno bueno, bonito y barato. Es muy raro que en los chinos, aunque te digan lo contrario, te den gato por liebre.

Una excelente opción (aunque menos popular) es el Bok (en la calle Ventura Rodriguez, aunque también tiene entrada por el callejón). Es un restaurante amplísimo que nunca veremos lleno. Y con todo tipo de comida oriental: desde los clásicos chinos (rollito-arroz-pato) al sushi (a un precio más que razonable), el dim sum y otras delicias. Recomendamos la ensalada de mango. Riquísima. Tiene una estupenda maître que está al loro de todo, super guapa y super encanto. La ambientación, por otra parte, es inmejorable. Con una tremenda escultura-fuente con una garza y estalactitas de cartón piedra. Y lo que es más impresionante: un estanque con sus pececillos y su tortuga! Qué maja ella!

Si irnos de cañas es lo que nos interesa ya sabemos que en Madrid hay cientos de bares con los que comer tan sólo pidiendo la caña: como son nuestro Antoñito o clásicos (con mejor o peor comida) como el Boñar (calle de la Cruz Verde), del bar de Beni (que descanse en paz, en Isabel la Católica) o el Chamizo (San Vicente Ferrer, un clásico en nuestras vidas, muy recomendale).

Otras opciones saludables para las cañas, con los típicos inconvenientes de gente agolpada en la barra y calor a tope, son El Tigre (en la calle Infantas, por Chueca), Los Amigos y Mareas Vivas (zona Ópera-Santo Domingo) o Casa Eusebio (en la calle Caramuel, Puerta del Ángel). Como de los primeros ya hemos hablado, os cuento que en Eusebio, local regentado por portugueses, por una caña que parece un mini (a 1,50), te puedes atiborrar a canapés de todo tipo, algunos una castaña (salchichón, queso de untar) otros verdaderamente interesantes (anchoas, jamón, ensaladilla, cabrales).

Otro lugar recién descubierto son los archiconocidos Museo del Jamón. Un lugar que, aunque nunca nos ha suscitado mucho cariño (por su carácter franquicioso), ahora es uno de nuestros favoritos por sus precios populares (75 céntimos la caña -las malas lenguas dicen que en el de la calle Mayor está a 60-, que no es caña sino doble). La tapa hay que reclamarla pero te la ponen de agrado. Unas aceitunillas que son bienvenidas. Algún día, ahorraremos y probaremos el jamón.

Y si no queremos ni cenar ni cañear, siempre podemos tirar directamente a la copa. La mejor baza es tomar la primera (o la segunda y la tercera...) en el bar de cañas. Raramente superan los 4,50 (importación) y te aseguras que no es el garrafón del garito de turno (puede ser garrafón, pero no de la misma calaña). Hay incluso pubs con precios de los de antes, como el bizarrísimo El Gato, detrás del edificio de Plaza de España. Con la copa (importación) a 3,80, con 30 centimos de recargo si es después de las doce. Y muy cerquita, en el antiguo Arena, entrada gratuita antes de las dos para todos y con copa gratis pa nosotras. ¡Y es buena!